No importa la cantidad de veces que se haya comprobado la existencia de un documento, lo más probable -sobretodo a largo plazo- es que algo se haya algo que se haya perdido. De la misma manera ocurre con la información del documento, faltas ortográficas, errores en las cifras de pago, entre otros. ¿Cómo se resuelven estos errores?

 

Veamos un ejemplo. En una construcción se ha comprobado una infinidad de veces que cada habitación tiene 1 ventana y 1 puerta, y está 100% seguro de que todos saben cuál es la ubicación correcta. Ahora bien, el mandante, para asegurarse de que se cumplirá el plazo, envía directamente al contratista, sin pasar por encima del arquitecto para dar la aprobación.

 

Si bien es cierto, pasar por la aprobación puede ayudar a cumplir la fecha límite, mejorar la reputación de la empresa y que se mantenga el presupuesto. Sin embargo, en el proceso se señaló que una de las ventanas de las habitaciones no está a la altura y que algunas de las puertas se han puesto en lugares equivocados. A pesar de que estos errores son fácilmente rectificables y de que se pudieron corregir por el contratista antes de comenzar el trabajo, esto no siempre ocurre. Lo anterior se traduce rápidamente en un aumento de costos para arreglos y reparaciones, aumentando los tiempos de trabajo y por tanto no se cumple con las fechas establecidas.

 

Lo ideal, para evitar estos errores y hacer más eficientes los procesos, sería tener un un software en el lugar, que le permita revisar los documentos en línea, enviarlos de forma inmediata para aprobaciones y poder ver la construcción en vivo de forma digital. Esto eliminaría la necesidad de impresiones, errores en papeles, entre otros.

 

Con los documentos e imágenes digitalizados, se puede evaluar el flujo de trabajo ajustándose a la metodología BIM, de Burú, que será obligatoria para los proyectos estatales en Chile desde 2020 y para privados desde 2025.